jueves, 30 de octubre de 2014

LA AFICIÓN DEBE MARCAR EL MODELO DE BALONCESTO QUE QUIERE

Siempre he tenido muy claro que a donde y como debe ir el baloncesto español lo tiene que marcar la afición para evitar más ninguneos y porque es quien lo mantiene vivo con el dinero que se gasta en él. Clubes, jugadores y federaciones han tenido todas las oportunidades para hacer cambios pero ni han sabido ni han querido porque anteponían los intereses particulares de cada uno a los generales y al final uno por otro la casa echándose a perder.

Un seleccionador inexperto que nos lleva a un ridículo espantoso,  una asociación de clubes que se preocupa más de la paja en el ojo ajeno que de sus problemas seguramente por miedo a que se convierta en evidente la incapacidad de sus dirigentes y un sindicato de jugadores cantando "Pio pio que yo no he sido" cuando se habla de la preocupante escasez de jugadores españoles en nuestra liga. Así podría seguir dos o tres días pero no quiero ponerme de mala leche y además se trata de curar a nuestro baloncesto para que vuelva a ser el primer baloncesto del mundo fuera de la NBA por méritos propios.

El verano, lejos del fracaso de nuestra selección masculina y con nuestro honor bien protegido por la selección femenina (Vuelvo a dar las gracias a Lucas Mondelo, su cuerpo técnico y las jugadoras), me demostró que la afición española sabe lo que quiere con la movilización para hacer que Mediaset cambiase su decisión sobre la retransmisión de partidos del mundial y al "contribuir" a la dimisión de Orenga que había sido confirmado. Este poder tiene que volver a demostrarse para que les quede claro que la afición es soberana y por lo tanto quien manda. Hay que hacerlo de vez en cuando para evitar males mayores.

Hay que dejar los colores de cada uno a un lado y decir como queremos nuestro baloncesto o seguirán poniéndoles puertas al campo. Perdonemos las ofensas pasadas pero sin olvidar. Con una competición en la que se respete lo conseguido en la pista,  en la que los veranos no sean para que paguen justos por pecadores,  en la que se tengan jugadores españoles de calidad de sobra para elegir, en la que los presupuestos sean pensando en los socios en lugar de sufriendo las deficiencias de los directivos y en la que los intereses individuales no tengan sitio. Todo esto teniendo en cuenta que cuando se pide hay que dar porque otra cosa sería ponernos al nivel de los personajes de los que nos quejamos.

Sres. Roca,  Sáez y Reyes es tiempo de crear el producto que la afición demanda y no el que ustedes desde sus despachos creen.

miércoles, 8 de octubre de 2014

MUCHO MÁS QUE UNA MEDALLA DE PLATA

Los días que ha durado el Mundial Femenino de Turquía deberían escribirse  con oro en la historia del baloncesto español pero como equipo, olvidándonos de las grandes actuaciones individuales por muy reconocidas que hayan sido o por muy llamativos que sean sus números porque la fuerza de esta selección reside en el colectivo. El mérito es haber demostrado que otro baloncesto, principalmente honesto, en el que como se gana o se pierde importa, es rentable y por lo tanto recomendable porque la afición responde.

Esta #SelFem ha jugado igual desde el primer partido sudando desde el primer segundo al último  sin pensar en lo que venía después o a quien tenían delante  y sabiendo que si podían ganar de 24 estaban obligadas a hacerlo. Ver un partido de nuestro combinado nacional ha sido ver un baloncesto rico en recursos tácticos y técnicos, un baloncesto alegre que contagiaba, como sus sonrisas, y un baloncesto en el que el grupo prevalecía por encima del individuo lo que lo embellecía. Todos los partidos el mismo juego pero en lugar de aburrir creaba adicción en forma de cuando es el siguiente partido o de minutos y minutos comentando todas las jugadas. A órdenes claras, que mala costumbre de la televisión de no dar un tiempo muerto entero, jugadas   ejecutadas y que pase el siguiente que es como mandan los cánones que se deben hacer las cosas en lugar de pensar en pasar a la final antes de jugar el primer partido.

Este campeonato debería servir como ejemplo y los partidos, con sus seccionados tiempos muertos, ser mostrados en clinics, cursos y toda clase de actividades relacionadas con la enseñanza del baloncesto para cambiar la mentalidad de entrenadores, jugadores y dirigentes.

Qué difícil es escribir sin personalizar o concretar en partidos pero haberlo hecho de otra manera hubiera sido injusto con la importancia de lo conseguido que va más allá de la medalla de plata por mucho que algunos periodistas de "élite" se empeñen en otra cosa.