miércoles, 20 de septiembre de 2023

Crueldad Social

El mundo es un estercolero porque en ello lo ha convertido la gente que tiene el corazón en el cajón de los trastos inútiles y la conciencia en el canasto de la ropa sucia. Quienes miran a otro lado ante el sufrimiento de los niños y niñas que sufren acoso escolar, ante los más de 11 suicidios diarios, ante el calvario que pasan los enfermos de ELA, ante las cuarenta mil personas que "viven" en la calle, ante todos los excluidos socialmente, ante las victimas de la discriminación laboral por ser mayores de 45 años e incluso ante las mujeres que mueren por confiar en esa inutilidad llamada orden de alejamiento. También son los mismos que se callan con el bono social, con las ayudas para viajar, cuando los diputados pactan tener asistentes y otras decisiones éticamente dudosas. 
Yo soy una persona excluida socialmente al  que mucha gente ha tratado como un apestado que estuve cerca de morir por no tener la cabeza bien por el daño que se me había hecho. Tengo que vivir muchos días con el miedo a que suicidarme o dejarme morir sean las únicas formas de acabar con mi sufrimiento. 
Mi caso no es único porque durante mi  voluntariado en Cruz Roja escuché historias terribles de las que te hielan el corazón y te hacen perder la fe en la sociedad. 
Lo más triste es que ayudar es muy fácil si uno quiere. Como demuestra la Fundación teaming, teaming.net, si todos aportamos un poco es suficiente. 
Llevo mucho tiempo intentando despertar conciencias pero es una tarea muy difícil porque en demasiada gente priman otros intereses. Ojalá y este artículo sirva para algo.